La Pobreza

Según las definiciones con las que me encontré, es la falta o la imposibilidad de acceso a aquellos que permite satisfacer ciertas necesidades físicas o síquicas.
Por mi experiencia, la pobreza es la situación en la que viven miles de familias en Buenos Aires, varios miles más en toda la Argentina y millones en todo el mundo.
Esta pobreza no solo pasa por la imposibilidad de acceder a cosas materiales, sino que también incluye la imposibilidad de poder ejercer derechos, propios de todo ser humanos, por el simple hecho de ser eso, un humano, una persona. Derechos que son vulnerados día a día, derechos que deberían ser garantizados por quien no es otra cosa más que un estado ausente.
Y sin embargo, en esa pobreza encontré algo que va más allá de cualquier definición o impresión. En esa pobreza encontré simplemente gente. familias maravillosas, que lucha todos los días por salir adelante. Padres que se desviven con sus 3 trabajos y que trabajan de lunes a lunes con tal de que sus hijos no se preocupen por ser ellos los que tengan que salir a buscar el plato de comida, que puedan ir al colegio y disfrutar de una infancia más o menos parecida a lo que nos dicen que debe ser una infancia normal.
Abuelos que cuando sirven la cena se niegan a comer y refunfuñan que les duele el estomago, y se conforman con esa tasa de mate cocido, porque en realidad la comida no alcanzaba para todos.
Hermanos mayores, que salen a trabajar, de lo que aparezca, porque tienen alguno de los padres ausentes y si ellos no traen algo de plata ese día, a sus hermanos menores les va a faltar que comer, como ya les a pasado alguna vez.
Hermanos mayores, no tan mayores, que con apenas 10 u 11 años se encargan de cocinar la comida al resto de sus hermanitos, porque mamá y papá salieron a trabajar, ya que si no salen los 2 no les alcanza, e incluso a veces, no alcanza igual. Esos hermanos mayores, no tan mayores, que limpian la casa y se encargan de cuidar al resto y son padres y madres de sus propios hermanos a la edad en la que todavía deberían estar soñando con ser astronautas, maestras o princesas.
Madres y padres que duermen en los asientos del hospital, porque el bebe recién nacido esta enfermo de los pulmones, y se pelean con el medico porque no les deja ver a su hijo, porque llego tarde del trabajo, y se termino el horario de visita.
Que dejaron a su otra hija con la abuela, que cuando se hacen un rato para volver a casa y dormir, y volver a verla, ella exige que le traigan a "patito" que es el apodo que le puso a su hermanito de semanas, con apenas 2 añitos.
Y a pesar de todas sus carencias, hay algo que nunca les falta. Felicidad, solidaridad y alegría.
Que siempre te reciben con los brazos abiertos, con sonrisas y corridas de los chicos, que ofrecen mate y comparten su comida, aunque sea escasa.
Que jamás van por atrás, siempre de frente y con la cabeza en alto, que es como le enseñaron de chiquitos a comportarse y enfrentar el mundo que tantas veces los oculta, los ignora y los rechaza.
Todo esto me enseño que no importa cuanto tengas, parezcas o disfraces, no hay peor pobreza que la pobreza del alma.